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En la mesa
Para llevar
Beneficios:
La Pelota Pikler es de fácil agarre, lo que la hace más atractiva para el peque. Además le da una total libertad de movimiento ya que no pesa y no bota ni se desplaza lejos, con lo que es un objetivo alcanzable para el bebé y no le genera frustración. Además la Pelota Pikler acompaña al bebé en todas sus fases de desarrollo; en el agarre, en la manipulación dentro del cesto de los tesoros, en el gateo y en los primeros desplazamientos. Es una pelota muy especial que les encantará! Posteriormente se pueden introducir bolas e incluso pañuelos fomentando la posibilidad de manipulado, experimentación y concentración en el objeto. Cuando empiezan a gatear el juego se convierte en perseguirla, tirarla, buscarla…
¿A partir de que edad está recomendada la Pelota Pikler?
A partir de los 3 meses.
¿Inspirada en qué pedagogía?
La Pelota Pikler está inspirada en la pedogagía Pikler-Lóczy en donde la base fundamental es el desarrollo autónomo del bebé.
¿Cómo está realizada?
La Pelota Pikler está realizada de manera artesanal con fibras naturales de bambú. Sin pegamentos; completamente seguras. Al ser una fibra natural, las pequeñas hebras que puedan desprenderse son inofensivas para el bebé. Made in Spain.
Medidas: 12cm de diámetro
¿Por qué deberías implementar la metodología Pikler en tu bebé?
La metodología Pikler se trata de una técnica que combina las necesidades de apego de los pequeños con el fomento de su autonomía. Es decir, se trata de un sistema pedagógico que se basa fundamentalmente en, por un lado, la creación de vínculos afectivos estables con los cuidadores que les permitan sentirse seguros y centrarse en su desarrollo, y por otro lado, la no intervención de los cuidadores en su desarrollo psicomotriz, fomentando así su autonomía y confianza. Pikler creía que la autonomía era una pieza fundamental. Al ser el movimiento una necesidad básica que lleva al infante a explorar, descubrir, aprender, etc., sería el movimiento libre lo que le permitiría interaccionar por sí mismo, permitiendo fomentar su desarrollo. Esta metodología apuesta por la no intervención de los adultos en el movimiento de los niños, ejerciendo simplemente de acompañantes, para garantizar esa seguridad y apego, dejando que sean ellos quienes dirijan sus propios pasos. Su fundamentación se encuentra en un cambio en la perspectiva en la relación entre los adultos y los niños, basándose los primeros en el respeto y la confianza en las capacidades de estos últimos.
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